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Oxford Test of English, una manera de certificar diferente.
Allá por el año 2008 nuestros alumnos comenzaban a demandar la preparación para hacer exámenes oficiales de inglés y recuerdo que nunca fui capaz de entender cómo estaban estructurados aquellos exámenes que más se hacían en ese momento. Me costaba comprender que si a un candidato le faltaba un punto en una escala que se medía sobre cien no tenía nada válido que demostrara que su conocimiento del idioma podía ser muy superior al de quien no había estudiado inglés nunca. Algunas personas optaban por presentarse a un examen de B1 aunque en realidad su nivel fuera B2, por miedo a que algo saliera mal el día del examen y haciendo la prueba de B2 no consiguieran nada. De un idioma se puede tener un conocimiento mayor o menor pero ¿aprobarse o suspenderse? Para mí esto no tenía ningún sentido. Tampoco entendía que fuera necesario repetir el examen completo aunque sólo necesitaran mejorar en una parte porque, si ya habían demostrado hace poco tiempo tener ese nivel en alguna destreza, no sé qué necesidad había de mandarles repetir y pagar de nuevo el examen entero a riesgo de bajar la puntuación en aquellas partes en las que ya habían demostrado tener el nivel para el que se examinaban.
Dentro de mis valores, exámenes de estas características son injustos con los candidatos y su auténtico fin es hacer negocio obligando a repetir exámenes constantemente con unas tasas que están lejos de ser asequibles para todo el mundo. Esto crea indudablemente mucha presión para el alumno pero también para nosotros los profesores que por aquel entonces casi debíamos adivinar, con los tres o cuatro meses de antelación con los que había que hacer la matrícula, si un estudiante podría tener el nivel que quería acreditar. No niego que el título tuviera mucho renombre, pero el sistema era rudimentario y rígido por lo que no recuerdo haber animado a nadie a obtener una acreditación que no necesitara sólo porque se vendía como que no caducaba nunca cuando es obvio que ningún título asegura que mantengas tu nivel de inglés de por vida por el simple hecho de tener un papel que certifica que lo tuviste en algún momento.
Pero mi rechazo hacia los exámenes oficiales cambió en el año 2014 cuando vinieron a presentarnos un examen que, desde mi punto de vista, había corregido todos esos fallos que para mí eran muy importantes. De repente me sentí como que no era sólo yo la que pensaba que hasta ese momento los exámenes estaban lejos de ser perfectos y por fin me ví identificada con una acreditación oficial de inglés. El nuevo examen era el Oxford Test of English. Rápido, moderno, más económico y sobre todo lógico. Era admirable lo que Oxford University Press había conseguido; crear un examen adaptativo que era toda una obra de ingeniería. Aún no estaba disponible ese año y tardaría un tiempo en estar en el mercado, pero me ilusionaba ver que había nacido algo así, un examen multinivel que no se aprueba ni se suspende sino que acredita tu nivel de conocimiento en cada destreza del idioma, y modular. Se acabó el tener que hacer el examen completo una y mil veces para acreditar el nivel que tienes si sólo necesitas mejorar en una destreza.
No es un certificado al uso sino un certificado vivo porque se actualiza cada vez que te examinas y lo tienes disponible en cualquier momento en una plataforma digital. Un examen del futuro cuyo único problema, desde mi punto de vista, es que España es un país que se empeña en quedarse en el pasado. Los profesores son reticentes a formar de otra manera, sin centrarse en entrenar ejercicios que nada tienen que ver con la vida real, y para la administración, en el país de los papeles, sellos y burocracia, el hecho de que el certificado no sea una cartulina con varios sellos a veces requiere que tengamos que solicitar documentos acreditativos adicionales, pero es de agradecer que Oxford siempre permanece al lado de los centros examinadores y de los examinados y que tienen solución para todo. Desde que comenzaron sus exámenes han demostrado ser una entidad comprometida, seria y honesta que hizo un examen pensando más en los estudiantes de inglés que en sí mismos y es lo que precisamente no existía.
Por eso City Hall, después de haber preparado e incluso de haber sido centro examinador de otras certificaciones oficiales, hemos apostado todo por este examen y seguiremos haciéndolo porque, aunque por el momento no esté disponible para certificar C1, hemos visto su trayectoria desde el principio y sabemos que en Oxford trabajan cada día para ofrecer el servicio que los estudiantes de inglés necesitan. Es el único examen que animamos a hacer porque sabemos que es la mejor opción en el mercado. Incluso quienes elijan otra, deberían estar agradecidos a Oxford porque desde que el Oxford Test of English está disponible, otras entidades han empezado a acelerar los resultados y a facilitar los procesos y trámites de matriculación, algo que nunca antes se habían planteado porque era algo importante sólo para los candidatos, no para ellos.